En alguno de los carnavales
en la vorágine de mi corazón, me convertí en cuidadora de almas en pena,
pepenadora de caricias bajo la mesa, de estridentes rechinidos de mis muelas
apretadas fingiendo una carcajada.
Me convertí en coleccionador
de lágrimas en cada barata de temporada, miedosa al roce ajeno, salvaje
indomable.
¿Quién me compra la buena
temporada? ¿La buena bonanza?
Quien se compra que el tiempo cura la locura?
Que nuevos amores se entrelazan?
¿Que la vida sigue tras la partida de mi mejor humana? ¡Que la culpa muta y ni
se conmuta!
Los años pasan... sacándome canas, flagelando mi cuerpo, tapizado de
marcas......historias teñidas, historias mutiladas, amores fingidos, amores
suicidas....
En alguno de los carnavales
en la vorágine de mi corazón, me engaño a mí misma para darme valor, me
convertí en succionadora de esperanzas jamás realizadas, pepenadora de tus
falacias, se me rompieron las muelas de tanto apretarlas.
Coleccionista de llantos
pausados, con técnicas mudas tras la almohada.
¿Quién me compra la buena
temporada? ¿La buena bonanza?
Que la vida sigue tras la muerte de mi mejor humana?
Aunque le llore dolores aún no se lleva mi ansia...
Quién tiene la culpa? De esta muerte tan absurda...
Los años pasan y yo sigo
estancada, ahogada en mis ansias, harta de mis bocanadas, de amores banales, de
soledades etéreas, de sobrevivir sin consuelo, de no encontrarte en mis sueños,
de amores fingidos, amores suicidas.
En alguno de los carnavales
en la vorágine de mi corazón agarro el lápiz empolvado, por si un día me
pierdo, encuentren esto...
Y sepan, que luche
desafiante
